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Un jueves, un relato: En el fondo del mar





_ ¿Y dices que lleva poco tiempo sumergida esta ciudad?


—Sí, tan sólo unos 3200 años. Todo arranca de la profecía de Jorge Rey, el españolito ese que predijo lo de la Filomena. Anunció más tarde que iban a caer algunos chubascos aislados en la Semana Santa del 2024 por Andalucía y casi acierta: Cádiz, Ceuta, Chiclana y demás poblaciones, quedaron sumergidas. Pasados por agua sus habitantes, que pasaron de tomar pescaíto frito a sólo tomarlo cocido.


— Uffff, 2024, 2024…qué de tiempo. Eso era cuando la esperanza de vida era de unos 80 años. Qué suerte tenemos ahora de poder vivir 1000 años y saber que con 860, como tengo yo, eres todavía un chaval. Ahora bien, lo de la jubilación a los 924 años, me parece una putada, qué quieres que te diga. Yo, en vez de un seguro de vida, me he sacado uno de muerte.  


— Jajajá. Sí, a mí sólo me quedan 347 años para jubilarme. A ver si para entonces mis 2 hijos se han ido a vivir fuera de casa. Pero…


— Timonel, ¿Serás animal?…¡¡¡Cae inmediatamente 30 grados a babor, que te comes el campanario!!!


El submarino en las profundidades, arañó la ciudad sumergida y cayó al nuevo rumbo mientras que los nervios del capitán se templaron. Los turistas submarinos respiraron tranquilos. En concreto 67 chinos, 134 rusos, 3 sin nacionalidad definida y uno de Piedralaves (Avila) que para más señas era influencer y se limitaba a hacer fotos de todo cuando veía. Le preguntó entonces al capitán si lo podía lanzar por un tubo lanzatorpedos mientras grababa la experiencia porque tenía un blog y quería probarlo, y el capitán, con gesto grave, le dijo si era idiota o similar. El capitán cada vez aguantaba menos y tenía unas ganas locas de jubilarse.


El submarino entonces hizo una parada obligada. Una tienda de souvenirs de la hispania antigua sumergida a 127 mts de profundidad, donde vendían rico gazpacho y unos botijos la mar de monos y todo esto, con la música de “Macarena” a toda mecha. Mientras tanto, por la tele, no cesaban de emitir el programa de Jordi Hurtado que todo sea dicho se encontraba fenomenal.


Una vez a cota periscópica, el influencer le pidió al capitán usar el periscopio, mientras que rusos y chinos no paraban de cantar alegremente por los efectos de la sangría. Posiblemente aquella fuese la última inmersión del capitán. No lo aguantaba más. No llegaría a la jubilación, porque vivir mil años tenía su precio. Si bien, en su cuenta corriente sólo tenía unos pocos de rublos para poder gastar. Bueno, en su casa tenía un billete de la antigüedad, de aquella moneda llamada “Euro”. Qué cosas.



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