Un jueves, un relato: 1 entre 1000
— ¿En serio? No me toques las branquias
— Sí mamá…quiero descubrir otros mundos.
— Te lo vuelvo a repetir: atún, tú lo que eres es una atún, de las de toda la vida, de esos que les gustamos a las orcas y a los humanos también pero con acietito y a mojar pan, como la melva, pero no: ahora resulta que quieres descubrir otros mundos. Me parece que tus amistades con ese pez volador te han afectado sobremanera. Y es que esos peces se ponen unas alitas y como si fueran pilotos de Air Europa.
— Será todo un pez volador y te equivocas, porque está en el paro, pero al menos… es libre.
— Libre, libre…A la plancha es como estará mejor. Jamás un pez volador se distinguió por su cordura. Si al menos fuese un delfín...
— Tú siempre con los delfines, y emparentar con ellos, pero mi pez volador es la mar de simpático. Y cuando me toca con su cola me hace vibrar. Tú, como siempre, no lo entiendes y solo tienes ojitos para los delfines.
En el océano inmenso, donde solo había que temer a la red del pescador, el anzuelo terrible y las mareas negras, había ahora un soñador. Un pequeño atún que quería llevar a cabo sus ilusiones, y eso clamaba al cielo y a las aguas también. No era ni pensaba el atuncillo como la mayoría proclamaba. Su madre fue más atrevida:
— ¿Es que no puedes ser más normal, como lo son tus hermanas y primas?
— Morralla, son como la morralla. Quiero ver que hay más allá de la raya del horizonte. Me han dicho que hay verdaderas maravillas. Pájaros que vuelan, nubes que producen lluvia, niños que sonríen, montes por donde andar.
— Sí, pájaros. Tú lo que tienes son muchos pájaros en las cocochas. Vete si quieres, pero ya verás como nos echarás de menos y volverás.
Acompañado de su amigo el pez volador, nuestro atuncillo abandonó el océano. Encontró 17 guerras, 83 asesinatos, 2557 desprecios y una apasionante campaña electoral. Fue entonces cuando le dio la razón a su madre, que generalmente no se equivocan, y regresó:
— ¡Anda...si ya estás de vuelta! ¿Te fue bien por el mundo? — Preguntó entonces ella
— Ahí arriba está peor que una almadraba. El océano algo húmedo está, pero es grato. Es terrible lo que hay por encima y...encima lleno de pescaderías. No te preocupes mamá, he dejado al pez volador y he comenzado a salir con el pulpo de las rocas sumergidas, donde no hay aire que valga y además te diré...que un pulpo a la gallega…está sensacional.
Y juntos, agarrados por las aletas, se fueron a buscar sardinas.
Relato presentado a la convocatoria semanal "un jueves, un relato" . La convocante esta semana es NEOGEMINIS a la cual aprovecho para saludar y agradecerle su convocatoria. Viva por siempre el bocata de atún con mayonesa.
Una buena sátira de la perversidad del mundo, que nunca termina, da igual la época en la que estemos. Qué agusto estaban los peces en la tranquilidad del océano... siempre y cuando no viniese un pez más grande a comérselo.
Como gallega, me ha hecho gracia lo del pulpo a la gallega...¡Qué rico!
Tu relato me ha resultado interesante, sobre todo teniendo en cuenta el lema propuesto. Es curioso lo diferentes que han resultado todos los relatos de 1 entre 1000.
Un abrazo.
Por si no sale, yo soy MJ RU1Z de ELEEA Books
Original. Un atún con metas propias.
Un abrazo
Es toda una lección la recibida por el atuncillo al conocer la realidad del mundo exterior. Al menos ha podido encontrar una alternativa en el pulpo y las rocas sumergidas para no contemplar todo lo malo de la superficie ¿Cómo podríamos evadirnos los seres humanos de todo el mal que nos rodea? Puede que cambiando nuestro tipo de vida a entornos más naturales, quizá.
Mi aportación es:
https://marcosplanet.blog/naufragio-de-opiniones/
Tenía que descubrirlo por sí mismo, ahora en paz los dos
Abrazo
Verónica
En cierta forma, los dos personajes tenían razón. El mundo exterior era historil. Pero desplegó su espiritu de aventura
Saludos.
El Demiurgo de Hurlingham