¡Por Dios! No tirar los posos de café por el fregadero
- Santi Iglesias de Paul
- 1 feb 2023
- 4 Min. de lectura

Jurando bandera, en la ENM. 20 años y 61 kilos. Ahora es como al revés: 61 años y 20 kilos (de barrigola).
¡Qué cosas!. Toda la vida tirando los posos del café por los fregaderos, y ahora resulta que no sólo no es beneficioso hacerlo, sino que encima es dañino para las tuberías. Va a resultar que lo de llenar los desagues con los posos del café viene a ser como aquello de "me dicen los de cuarto que no les saludáis por la calle" Me explico...
Estando en primer curso de la Escuela Naval MIlitar ENM, de Aspirante y con toda la ilusión del mundo por ser un magnífico Oficial de Marina, era típico que a la hora de acostarte, el brigadier de turno, dos o tres años mayor que tú y que mandaba un huevo, (la verdad, no sé por qué tenían tanto mando, disponiendo de tu existencia a su antojo) Daba una charleta a los agotados aspirantes ya en la cama. Era el famoso "espiche".
En estos espiches, los primeros días o meses de vida militar, se hacía ver, y posiblemente con razón, lo mal que los aspirantes lo hacían todo, se daban normas por parte del brigadier, y finalmente, para solucionar todo el problema militar, civil e incluso existencial, se convocaba a los aspirantes que yacían en la cama con sus pijamas puestos y deseando dormir, con un rotundo "dentro de 3 minutos en el patio con uniforme de faena y chopo" (el chopo era la escopeta de desfile). Estas agradables frases eran acogidas por los aspirantes con alegría inusitada y enormes muestras de júbilo, porque de esta manera se iniciaba así el maldito castigo de correr una estrella o hacer "checas". Qué cruz Mariluz.
Correr una estrella era correr por la noche en formación durante 30 o 40 minutos por toda la explanada de la Escuela, eso sí, animados por las palabras eminentemente cariñosas por parte de los brigadieres: "corre más, no quiero ningún descolgado", "no pongas caras", "vete corriendo a torpedos tirándote cada 3 pasos". Noches idílicas aquellas que vivíamos en aquel sistema que era así.
Por otra parte, "hacer checas" era sostener la escopeta de muy variadas maneras, o hacer flexiones con ella, hasta que no podías más, bajo las palabras siempre atentas y alegres, de "Iglesias más vertical" "Iglesias siempre se puede". Me conmueve solo con recordarlo. Era curioso, después de la sudada en la carrera, no se pasaba por la ducha, sino que te ibas derecho a la camita. Ya ves tú, la cama caliente no es exclusiva de los submarinos o las películas porno.
Pero al cabo de unos meses, las órdenes y las normas, en mayor o menor medida eran cumplidas por los Aspirantes, e incluso se comenzaba a desfilar en formación de una manera razonable, pero siempre alguien pensaba, de la superioridad, que había que darles una "inyección de moral" a esos alumnos, porque hacía tiempo que no se les castigaga en conjunto a todos ellos, y el castigo colectivo debía ejemplarizar, según algunas fuentes. Era entonces cuando en el espiche, que generalmente con los meses había decaido en calidad, te decían aquello, de "Y encima me dicen los de cuarto que ya no les saludáis por la calle".
Mentira atroz. El aspirante jamás se iba a a complicar la vida con el veterano de cuarto curso, pero daba igual...Ala...todos de nuevo a correr y a coger la escopeta. Con ello, castigar se castigaba, pero digamos que las razones dejaban de importarnos y así el "movimiento pasota" se infiltraba entre nuestras filas con un "Da lo mismo todo, nos pondrán a correr cuando les de la gana". El "me la pela" ganaba adeptos.
Yo era pasota antes de entrar en la Escuela, lo reconozco, la transición que me pilló con 15 años, o incluso antes, me volvió pasota, pero creo que me volví más aún en la ENM y eso, sinceramente, no era lo que se pretendía por parte de la jerarquía. Espero, confío y deseo que estos absurdos castigos hayan finalizado en la Escuela Naval Militar y otras academias militares y que de una vez por todas...los aspirantes ya saluden a los de cuarto por la calle. Trolas y más trolas. Algo parecido sucedió con el terrorífico y devastador "efecto 2000" al que todos, sin excepción, tuvimos la suerte de sobrevivir. Un milagro..
Porque lo diré claramente: el oficial de marina, entre otras cosas, está para hacer correr al enemigo cuando se precise y no para salir corriendo a horas intempestivas por las esplanadas de centros militares. Si ese tiempo dedicado al castigo colectivo lo hubieran empleado en darme clase de ajedrez, o incluso de punto o bricolaje, hubiéramos aprovechado mejor el tiempo. Es una opinión particular, claro. De un pasota.
Pero de un pasota, que siempre estará agradecido a la Armada. Porque luego llegó el JSELCANO

.y luego vino la fantástica isla de Palma con sus "patitos". Por cierto, todavía hay gente que se pregunta por qué se dejó a un lado esa magnífica Base de Porto Pí.

Besos y abrazotes y hasta la próxima semana, y que no os cuenten milongas y por supuesto hacer lo que os de la gana con los posos del café, que en la vida nos han contado demasiadas trolas. Yo ahora, y no lo cuentes por ahí, los posos los esparzo por los areneros de los gatos, entre las mierdas y pises gatunos, y así hay menos tufillo. A ver si esto de los areneros se hace viral.
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