Mi relato navideño...
FELIZ NAVIDAD…Siempre.
Sonó el timbre del telefonillo del portal.
Me levanté del sofá, y eso que estaba allí acurrucado agradablemente con mi mantita. Cogí el bastón y a la puerta me encaminé con paso torpe y esa lentitud que me caracteriza. Pregunté quien era y no, no era ningún familiar, sino el repartidor de AMAZON, que mis 2 hijos daban las señas de mi casa porque yo nunca me ausentaba de la misma. Cuarto chasco del día. Es lo que tiene el 24 de diciembre y vivir solo. Caminaba descaradamente hacia una cena en soledad.
La mesa puesta. Todo perfectamente organizado. Sobre ese mantel navideño que a mi hermano Roberto, que en paz descanse, tanto le gustaba, se apoyaban los 12 platos y 12 cuencos de la vajilla cara, que decían que era de la cartuja de Sevilla, en la que salían carrozas de siglos pasados, la vajilla de las celebraciones. Puse música de villancicos para ambientar. Ya digo: todo un despliegue.
Prevista una cena tradicional y con exquisiteces varias, que a mi hermana Lupe y a su marido le entusiasmaban. Lástima que ya no viviesen porque les hubiese encantado. Estaban bajo tierra ella, Roberto, Lupe y todos mis hermanos con sus parejas. 10 ausencias en total. Sin contar a mi difunta esposa, que seguramente hubiese adornado la mesa de otra manera más navideña, con regalitos debajo de las servilletas. Es todo un poco triste, la verdad.
Pero así es la vida: aguantan hasta el final solo los más pequeños, los de menos edad, como yo, o bien los que tienen más coraje para seguir viviendo. 11 vidas sesgadas que antaño pululaban por la casa, 11 platos sin llenar. Sería así una mesa silenciosa. De primero consomé y de segundo recuerdos. Tal vez sea un sentimental.
Faltaban todos ellos. Fenecieron en los últimos 15 años tras haber dado lo mejor. Bueno, lo mejor y lo peor que hubo algún cuñado que se las traía. Pero era nochebuena y había que celebrarlo.
¿Y mis hijos, dónde andaban? Uno con los suegros y la otra haciendo turismo rural. Un turismo rural donde su padre no cabía, ni por asomo. Coloqué mejor entonces las copas de la mesa. Previsto Albariño del bueno y “Finca río negro” de tinto. Todo un derroche. Sonaba el villancio “EL HIJO DE DIOS”. Me superaba esto de la navidad.
12 platos vacíos. Bueno, el mío lleno. Con ese consomé maravilloso como ya dije, fruto de la receta llenita de tradición de mi madre; esos ibéricos espectaculares y esos langostinos de Sanlúcar e incluso una nécora, hembra, que me encantan. Y para finalizar un buen pavo relleno, naturalmente con su vasito de cognac. Soy buen cocinero, de los que antes de las comidas ve siempre al Arguiñano.
Para finalizar ricos turrones de chocolate. Así sería mi nochebuena. Con nadie hablaría, nadie me llamaría, nadie con quien brindar. Al menos no discutiría con nadie. Pero la mesa puesta para 12 y sus recuerdos inundando la casa.
Sí. Era tal vez el momento de plantearse si ir a vivir a una residencia, pero esta noche no. Andaba torpe, era casi dependiente, se me olvidaban las cosas…pero esta noche no. Quería vivir con los recuerdos, y 11 personas dan mucho que pensar. Subí el volumen de los villancicos. Por cierto, con mi hermano Sebastián debí haberme llevado mejor.
No, no estaba siendo una nochebuena cualquiera, pero…estaba a gusto, muy a gusto, y con 88 años no se puede pedir más. No sé lo que podría deparar el destino, pero con un turrón de Cádiz en una mano, en ese preciso momento, grité lo que decía en ese momento el villancico “El hijo de Dios”
“Para vivir hay razón”
Y me serví una copa de champán. Este día se lo merecía. Hoy no tomaría las pastillas: el mazapán y las peladillas las suplían perfectamente. Feliz navidad.
Villancico “El hijo de Dios” https://www.youtube.com/watch?v=AVT7ghifeDs
Excelente historia, Santi. La vida nos va empujando hacia una especie de ocaso colectivo, donde da igual lo que cada uno haya hecho o dicho. Lo cuentas con nostalgia y pena, pero sabe a la vez a Navidad, a recuerdos imborrables y a un buen homenaje que te deja ganas de degustar buenas viandas. Esos vinos y chocolates son un buen acompañamiento.
Saludos.