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Esa mujer


ESA MUJER


Sólo la vi llorar una vez, cuando se enteró que se había convertido en abuela. Nunca más volví a verla llorar. Y eso que tuvo motivos. Pero ella prefería cantar coplas andaluzas o mismamente las “Habaneras de Cádiz” de Carlos Cano.


Claro que tuvo motivos para el llanto, porque…¿Cómo afrontar la pérdida de un hijo? Y ella lo padeció.


Tremendo, debe de ser tremendo. Pero allí estaba ella para dar ánimos, para consolar, para estar con los seres más cercanos. No, un hijo nunca se olvida.


Sí, estoy hablando de mi madre. Esto más que un relato, es un pequeño homenaje a una gran mujer, como tantas otras de aquella generación.


Esa mujer, andaluza, nacida en el 1919, que sufrió una maldita guerra, “nuestra guerra” como decían muchos de la época, con 2 hermanas que se fueron ya en los años 40 de misioneras a Sudamérica y casada con un marino, mi padre. Si bien hoy tres hijos pueden parecernos una barbaridad por el número, mis padres tuvieron 8 hijos, ni más ni menos. Entre los que tuve la fortuna de encontrarme en la calidad del “más mimado”. Es lo que tiene ser el más pequeño.   


Amante de la familia, cultivaba las amistades sin abandonar a los de su propio hogar. Su vida transcurrió entre croquetas, que las hacía la mar de ricas, juegos con los nietos, lavadoras y de vez en cuando jugando al “bridge” con mi padre. Buena cocinera, muy buena.


Leía, claro que leía y disfrutaba con las buenas novelas. Isabel Allende le encantaba. Y también disfrutaba con las series y concursos de la tele viéndolos en familia.


Le encantaba también los largos baños en las playas, ya fuesen gallegas, donde decía aquello “el agua está estupenda” estando el agua a punto de la congelación, y también playas andaluzas, en ese pueblo de Puerto Real (Cádiz) que le vio nacer.


¿Y qué destacaba aparte de todo? Además de por su manera de ser, destacaba por su “prudencia”. Esa virtud que escasea en el mundo actual. Prudente en sus opiniones, en su actitud ante la vida. Todo un lujo recordar y siempre…con alegría. La botella medio llena.


Todo un ejemplo mi madre. Y valga este recordatorio para ensalzar y recordar a todas las mujeres de aquella época. ¡Qué generación más maravillosa! Y cómo soportaron la vida, que muchas veces se le puso cuesta arriba y de qué manera.


Madre, esposa, mujer, consejera y amiga. Lo reunía todo. Como supongo que sería o será vuestra madre. Va por vosotras y millones de gracias por todo lo que hicistéis.  




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© 2017 por Santi de Paúl

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