¿Es bueno esperar?
- Santi Iglesias de Paul
- 7 may
- 2 Min. de lectura
De chaval quería ser mayor. Qué gran incongruencia, pero así era su querencia.
Detestaba el pantalón corto y siempre quería vestir el largo, como sus hermanos mayores, hasta que llegó un buen día que se lo probó. Y no sucedió nada nuevo. Su vida seguía siendo exactamente igual. Fue entonces cuando aprendió a tocar la guitarra.
No lo hacía mal e incluso comenzó a frecuentar la academia de música con la esperanza de llegar a ser toda una estrella. Craxo error, eran encomiables sus esperanzas y expectativas, pero siempre se quedó en mero acompañante de los figuras. Fue ahí, tocando la guitarra, cuando conoció a Maruja. No era una preciosidad, pero para él sí que lo era.
Pasó con ella, y temo no equivocarme es esta afirmación, la mejor noche de su vida. Lástima que el padre de Maruja era diplomático y al extranjero que se llevó a la niña a la semana siguiente. Ella dijo al despedirse que le esperaría siempre. Como así también hizo él. La distancia, a veces, no separa, sino une, le comentó a ella.
Y pasaron los días, los meses, y los años. Lo que en un principio fue una llamada apasionada entre ambos diaria , se convirtió en semanal, para finalizar siendo mensual y gracias. Pero él la esperó. Dijo que lo haría y lo cumpliría.
Ahora, en la residencia de ancianos para solteros, todavía toca la guitarra mientras sigue mirando los whatapp, por si la hija del embajador todavía se acuerda de su cara, pero nada recibe. Seguramente estará “fuera de cobertura”, piensa él mientras comienza a dudar si no se equivocó en su vida con tantas esperas.
MORALEJA: No esperes nada de la vida y CARPE DIEM
Este relato se incluya para la propuesta de Pepe en EL TINTERO DE ORO. Gracias Pepe por la convocatoria.
Hola, Santidepaul.
Fue él quien no pudo seguir con su vida; de tanto esperar, se le pasó la vida.
Buen relato. Me ha gustado mucho.
Saludos.
Suelen resultar efectivas las distancias para apagar los amores juveniles. Todo depende de la madurez de los amantes, que no siempre es la misma en los dos.
«La ausencia disminuye las pequeñas pasiones y aumenta las grandes, lo mismo que el viento apaga las velas y aviva las hogueras» (François de la Rochefoucauld).
Muy buen relato.
Un abrazo.
Hola Santi
Me uno a tu moraleja: "No esperes nada de la vida, Carpe Diem". Las esperas ilusionadas de cosas importantes, como le pasó a tu protagonista, suelen traer más decepciones que gratificaciones. Déjate llevar por la vida y aprende a disfrutar lo que te llega,
¡Buen aporte! Un abrazo
Marlen
Hay esperas demasiado largas Santi. Aunque una promesa es una promesa. Bien hilado.
Un abrazo.
Nuria de Espinosa
Hola Santidepaul sin duda Carpe Diem y de esperar poco. Me ha gustado tu relato. Abrazotes.