Churros y porras. Convocatoria "un jueves, un relato"
EL CAMINITO
Siete de la mañana de un domingo cualquiera.
Dos amigos, Luis y Manuel, (bueno, lo que queda de ellos) tras haber quemado la noche deambulan arrastrándose por la ciudad. Satisfechos no lo estaban, contentos tal vez.
Ambos mostraban unos ojos vidriosos, pelos despeinados, y sueño, mucho sueño. Pero noches como aquella merecían la pena.
— Oye Manuel, ni una bar en el horizonte. Todo en silencio, ni un alma. Por estas calles vacías solo habita la soledad, y no me refiero a mi prima que vive por aquí cerca. ¿Será posible? . Nos quedamos sin churros, ya verás— comentó Luis.
— Vamos a morir de inanición. Qué sufrimiento el nuestro. Me muero por tomar un churro calentito. Qué ganas…
Allí a lo lejos, de repente, apareció. Como surgido de un espejismo. Allí estaba. Un bar llenito de vida.
Se distinguía bien un letrero: “el churro feliz”. Aceleraron la marcha. Ambos se miraron y sonrieron. Les faltó tiempo para entrar en el local. Ahora sí que estaban contentos y satisfechos.
De repente, un ruido amenazante desde el móvil de uno de ellos:
Tururí tururí ploffffff
— ¡Cielos!— exclamó Luis. Ha fenecido el móvil.
— ¡No me jodas! — gritó Manuel. Imposible pagar. El mío lo tengo descargado totalmente también. Y sólo tengo una moneda de 1 euro. ¿Qué podemos hacer?
— Yo estoy sin blanca— contestó Luis. Vamos a arregarlo
Pidieron entonces un cargador a la camarera del bar, pero no les servía. Se preguntaron cuándo llegaría a cumplirse la ley aquella de los cargadores universales. Encima el churro valía 1,10 euros. Aquello iba camino de la tragedia.
Sonó entonces un estruendo…
No lo váis a creer, pero apareció de repente un candidato de las próximas elecciones que se iban a celebrar en aquel país, rodeado de agasajadores voluntarios muy ruidosos y alguno de pago que no vociferaba tanto. Entonces fue mesa por mesa, con una sonrisa perfecta, invitando a todos los clientes a lo que quisieran, con un lema muy trabajado. El partido de la “Libertad” era así…
“Tú no me importas un pimiento, me importas mucho más: todo un churro calentito. No dejes de votarme y come churros”
La gente del local quedó encantada. Eso sí: algunos pidieron porras en lugar de churros, lo que llevó al candidato a exclamar en un brillante discurso:
— Churros y porras qué mas dá. La inteligencia se mide por algo más. Porque…todos se hacen con el mismo aceite. Vótame. Vota libertad.
La clientela, emocionada con aquellas palabras, aplaudió a rabiar mientras mojaban churro por aquí churro por allá. El candidato entonces, emocionado, les regaló a todos ellos un imancito de nevera con su logotipo.
¡Qué momento! ¡Qué emoción! Ni la muerte de Chanquete lo superaba (1).
La simpática camarera no se creía lo que estaba viendo y aplaudía a rabiar. Cabe destacar que con posterioridad ocupó un alto cargo del partido, si bien cambió los churros en el desayuno por el croasant. A partir de entonces fue feliz enrollándose con Luis que le había dado 1 euro de propina. Tuvieron 4 hijos y una pareja de perros a los que llamaron “Churro” y “Porra”
PD: ahora comprenderéis por qué me han puesto de patitas en la calle como jefe del departamento de marketing del partido de la “Libertad”. A veces resulta complicado acabar los relatos de una manera adecuada y digna. Pero votes o no votes "libertad" por favor: no dejes nunca de comer churros e inténtalo hacer con el móvil cargado.
(1) Chanquete es uno de los protagonistas de la serie de TV “Verano azul” y que moría en la serie
NOTA: Este relato participa en la convocatoria "un jueves, un relato" que semanalmente se organiza Este jueves hay que agradecer la organización a NEOGEMENIS muchas gracias
No sale el nombre, mi anterior comentario soy María de Algo más que palabras.
Esos paseos inspiran, y a ti te ha inspirado este divertido relato, yo también elegí la misma imagen pero más triste mi relato.
Besos..
Muy buen micro, divertido, me ha gustado mucho.
A Chanquete lo recuerdo, aquí en Argentina también pasaron esa serie.
Los churros me encantan, por aquí hay muy buenos también rellenos de dulce de leche y bañados con chocolate, pero los más ricos que probé en mi vida fueron en un bar en Galicia.
Saludos.
PATRICIA F.
Los presupuestos caen. Antes te llevaban en autocar y te dabsn un bocata de chorizo iberico ( de la peninsula iberica). Hay que adaptsrse a los nuevos tiempos.
AbrZooo
Gabiliante
Entre churros anda el tema! Je, je! Relato descarado y divertido, incluso algo irreverente! Un abrazote!